Los ataques de grupos anarquistas en el cementerio de la Recoleta y en el domicilio del juez Claudio Bonadio, así como las cuatro amenazas de bomba que hubo el martes pasado pusieron en alerta al Gobierno. Con el inicio de la cumbre del G20 cada vez más cerca, el presidente Mauricio Macri pidió reforzar la seguridad para que episodios de esta naturaleza no se produzcan durante el desarrollo del evento.
Para reducir las chances de cualquier ataque, el dispositivo de seguridad no se va a limitar únicamente a la ciudad de Buenos Aires. La Casa Rosada ordenó mantener un control más estricto de las fronteras para evitar el ingreso a la Argentina de quienes tengan la intención de generar disturbios durante la cumbre.
Macri se reunió con el titular de Migraciones, Horacio García, para pedirle que los controles sean "más rigurosos". Entre ellos, para conocer los antecedentes de las personas que entren al país vía aérea se cuenta con Información Anticipada de Pasajeros. Esto permite obtener datos del viajero desde el momento en que reservó el pasaje.
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Asimismo, se dispondrán puertas biométricas y se usará información del Registro Nacional de las Personas y del Registro Nacional de Reincidentes para argentinos, según expuso el diario La Nación.
Estas medidas se suman a las ya dispuestas por el Gobierno, que decretó el viernes 30 de noviembre feriado en Capital Federal para reducir el flujo de personas dentro de la ciudad y limitó el servicio de transporte público. Asimismo, se destinarán más de 25.000 efectivos a la vigilancia de la cumbre.
La protección del evento contará también con las donaciones y asistencias que ofrecieron otros países, como con la presencia de vehículos blindados que donó China, 30 motos y scaners que serán destinados a la logística de los grupos especiales GEOF, GE1 y miembros de la Policía Federal.
B.D.N.